Entrevista publicada el 15 de diciembre de 2008 en El Confidencial

«La gente tiene miedo, por eso no se forman comités ni se habla con los sindicatos». Hasta ahora, más de mil nóminas en el sector de los medios de comunicación han sido finiquitadas; cientos de colaboraciones, rotas; algunos periódicos y revistas han parado las máquinas para siempre. Según Agustín Yanel, secretario general del Sindicato de Periodistas de Madrid y uno de los sindicalistas más veteranos de la profesión, la prensa española se queda muy atrás en lo que a garantías sociales se refiere si se compara con otros países europeos. Y ésa es una de las razones por las que la crisis está pegando tan fuerte en el sector.

Cada semana que pasa los números estallan con más ruido, y aunque esta sea la mayor descomposición interna que se recuerda en el sector, lo cierto es que la inseguridad laboral no se está traduciendo en más afiliaciones ni en más diálogo sindical. «Está habiendo más llamadas, pero lo de las afiliaciones ha sido siempre un goteo. La verdad es que no se están produciendo más que otros años».

Nunca se sabrá hasta qué punto pudieron remediarse los más de 1.000 despidos de los que informaba El Confidencial hace dos semanas, pero la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) ha conseguido reducir en lo posible los ERE’s de los que ha tenido noticia. De hecho, los más recientes, los de los diarios Què! y Metro, «fueron negociados por los sindicatos hasta reducir en lo posible el número de bajas». Además, «se consiguieron más días de indemnización de los ofrecidos por las empresas para las personas que no se pudo salvar». «En Metro, por ejemplo, se pasó de 20 días por año trabajado a 40. Y en Qué! parece que se ha conseguido salvar a 15 personas».

Según Yanel, algunas empresas podrían estar aprovechando la situación para despedir «más trabajadores de los necesarios». En Zeta se está negociando el despido de 533 trabajadores «¿Seguro que sobra toda esa gente?», se pregunta. «Bueno, pues tendremos que ver si es así».

A pesar del elevado número de despidos, los periodistas afiliados a la Federación en Madrid, de la que Yanel es secretario general, no superan los 350. En España los sindicatos concentran a 2.500 trabajadores. Sólo los despidos producidos en noviembre alcanzan la mitad de esa cifra.

Cuando la prensa se enladrilla
Recientemente se han cerrado La Gaceta de Canarias y El Mundo de Almería, dejando en la calle a casi un centenar de profesionales. Son periódicos locales que pertenecían a constructores locales y que, según Yanel, se han cerrado en cuanto han dejado de dar dinero. «Un periódico es una empresa de carácter socio-económico. Uno no monta un periódico para forrarse».

Los trabajadores de La Gaceta de Canarias dejaron de cobrar en agosto y llevan manifestándose desde entonces hasta que, ya en noviembre, el periódico cerró de forma irreversible. «Estos señores constructores se compran un periódico y cuando no ganan lo que querían dejan de pagar a la gente. ¿Tiene el trabajador la culpa de que un empresario se ponga a hacer experimentos?».

Un estatuto necesario
Yanel cree que lo prioritario ahora mismo es conseguir que el PSOE cumpla con su promesa electoral y saque adelante el Estatuto del Periodista Profesional. Todos o casi todos los medios publicaron en su día editoriales contra este texto. «Los altos cargos no van a querer nunca perder un ápice del poder que tienen, pero el Estatuto lo único que pretende es regular la profesión como una herramienta de autocontrol».

«¿Por qué hay medios que pueden publicar impunemente cosas que no son ciertas? ¿Qué pasa cuando el derecho de rectificación no se cumple? ¿Quién garantiza los derechos de un periodista freelance o de los colaboradores? Todas esas cosas deberían poder regularse desde dentro de la profesión».

Según Yanel, el Gobierno está aprovechando las diferencias internas para dar largas a un proyecto que estaba dentro del programa electoral de Rodríguez Zapatero desde 2004. «Si los mismos periodistas no nos ponemos de acuerdo, ¿cómo va a salir adelante? En países como Italia todo esto está mucho más avanzado. Allí el perfil del trabajador freelance está mejor regulado y los sindicatos tienen mucha más fuerza; por eso allí las condiciones laborales son mejores.»