El Gobierno y la SEPI no esperan al modelo de la nueva ley y quieren condicionarla
Los principios generales de la propuesta de la SEPI sobre RTVE lo soportan casi todo. Por ejemplo: “calidad reconocida”, “audiencias relevantes”, “eficiencia de costes”, “visión integral y estratégica”, “perspectivas complementarias en procesos vertebradores”. Es probable que los muy expertos sepan a qué se refieren con dichas expresiones, pero la ciudadanía en general (y los profesionales de RTVE) esperamos que nos respondan clara y concretamente qué quieren decir con ellas, y sobre todo, qué buscan. La parte divulgada del Nuevo modelo para Radiotelevisión Española, presentado por la SEPI y la dirección general de RTVE el 27 de febrero contiene abundantes principios que suenan muy bien y que podríamos firmar, incluido el apartado dedicado a reformar una “estructura muy fragmentada verticalmente que dificulta la coordinación”, a la que le “falta alineamiento de objetivos e incentivos”, que “triplica funciones” y mantiene un “número elevado de mandos intermedios”.
Pero según se van acercando los principios, los cuadros y las flechas a la base de los trabajadores, los responsables del nuevo esquema dicen que quieren una “redacción compuesta por informadores polivalentes”, o sea que asumamos más tareas, más diversas y por el mismo o menor precio. Dicen que quieren una “explotación de sinergias en la captación de noticias de TVE y RNE”, o sea que tiran abajo toda la teoría de la comunicación y la diversificación de mensajes según el medio, y plantean abiertamente un “todos para todo”. Dicen más, vuelven a las dichosas “sinergias” para proponer redacciones comunes que trabajen para TVE 1, La 2 y el Canal 24 Horas y para Radio 1 y Radio 5 (¿también para Radio Exterior de España?), en definitiva, unificación de mensajes para audiencias, ritmos y tiempos diferentes.
Descubren que “las redacciones territoriales elaborarán tanto las desconexiones informativas como la información requerida para informativos nacionales”, es decir, lo que hacemos ahora y hemos hecho siempre. Reducen el tiempo de las desconexiones que ofrecen la información más próxima a la ciudadanía, con lo que no se enteran de que estamos en un estado de las autonomías que presume de descentralización creciente y pasan de todos los teóricos de la comunicación que apuestan por lo cercano en un mundo globalizado. En este apartado, la directora general remata faena cuando, en rueda de prensa, explica que la reducción de emisiones autonómicas y locales se hace porque “no tiene sentido” que compitamos con las autonómicas. En lógica correspondencia las autonómicas y locales evitarán competir con la estatal dejando de emitir información de ámbito estatal e internacional, ¿no, señora Caffarel?.
Pero los pensadores del modelo ni se molestan en anunciar la desaparición de Radio 4 en Cataluña, que juega un importante papel en la normalización de la lengua y cultura catalanas, y ejemplifica la promoción de la riqueza cultural y lingüística del país. Por contra, la SEPI dice sobre Radio 4 que “con 8.500 oyentes no se hace servicio público”, o sea que después de tantos conceptos elevados, son incapaces de presentar un proyecto que permita recuperar audiencia en Cataluña y dar una oportunidad y medios a los profesionales después de sucesivas direcciones desastrosas para la emisora catalana. En cuanto a la Orquesta, el Coro, el Instituto y la plantilla de RTVE, todavía no toca divulgarlo y mientras, el Parlamento debatiendo la nueva ley. Ley que recogía gran parte del informe del Comité de Expertos, que ZP se comprometió a asumir, y que debe fijar la misión de servicio público de RTVE, que ha de ser previa a las propuestas de reestructuración, y no al revés.
En el punto en el que nos encontramos (a falta de lo más grave, la reducción de plantilla) hay que cambiar el ritmo de la respuesta. Ya hemos recogido apoyos sociales, hecho concentraciones y manifiestos y salido a la calle. La movilización ha retrasado el ajuste y rebajado su dureza. A pesar de ello, todavía nos vienen con lo anunciado y con lo que guardan en la recámara. Es hora de hablar de huelga, de una huelga que apague RTVE. Así de claro.
Por tanto, a la espera de debatir y aprobar una respuesta contundente como la que proponemos, apoyamos todas las movilizaciones que acuerden los trabajadores y las organizaciones sindicales de RTVE.
6 de marzo de 2006