Una denuncia de Antonio José Chaves González, por presuntas injurias y calumnias, a raíz de una información aparecida en el Diario de Almería, ha provocado un nuevo caso de petición de una fianza desproporcionada contra un periodista. Esta situación se iniciaba con la publicación en primera página de una noticia con el titular «El hermano de Chaves acumula deudas con la Seguridad Social tras recibir obras en Almería». El propio denunciante remitió al diario un escrito de rectificación, que fue publicado íntegramente. La resolución judicial señala las fianzas para responder de posibles responsabilidades civiles, en cuantía de 204.000 euros para el periodista y 120.000 euros para la sociedad editora, y establecía un plazo de 24 horas para su constitución.

El acusador particular pide dos años de prisión por calumnias, o subsidiariamente, una multa de 14 meses a 150 euros diarios, además de una indemnización de 90.000 euros, que seria de carácter solidario con la empresa. No se ha presentado acusación por parte del Ministerio Fiscal. La Asociación de la Prensa de Almería, alarmada por el caso, ha hecho público que «las fianzas previas al juicio para responder de posibles responsabilidades civiles, impuestas al periodista y a la empresa, son absolutamente desorbitadas, casi cuatriplica el importe de la petición del acusador. Este tipo de decisiones judiciales perjudican gravemente el medio y el profesional, porque aparte de llevarlos a la ruina, puede desembocar en el cierre de la publicación, en caso de no poder responder al requerimiento, y a la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.»

El semanario cántabro La Realidad sufrió una situación similar cuando la ejecución de una sentencia de un tribunal de Santander provocó el cierre de la publicación por no poder hacer frente a la multa impuesta, posteriormente rebajada en un 90% por la Audiencia Provincial al revisar el recurso de los responsables de la revista. Una vez la sentencia ya fue firme, el editor de la publicación, el periodista Patxi Ibarrondo, se encontró que el mal ya estaba hecho porque La Realidad ya había desaparecido, y había dejado a todos sus trabajadores en la calle.