Artículo publicado el 4 de junio de 2006 en Comunicació21.com

El Gobierno balear tramita un proyecto de ley que ha conseguido algo insólito a las Islas, unir en la crítica a periodistas de todos los medios. Todavía no se ha leído en el archipiélago un solo artículo ni editorial favorable a la idea de colegiar a periodistas con publicistas y relaciones públicas y por imperativo legal. Todos han criticado el proyecto por imponer la colegialización para ejercer el periodismo y obligar a compartir intereses profesionales con otras colectivos que la deontología obliga a separar.

¿De dónde parte tal despropósito? El pasado 31 de diciembre, el Boletín Oficial de los Islas Baleares (BOIP) publicaba el anuncio de admisión a trámite, por parte del Gobierno balear, del expediente de constitución del Colegio Oficial de Periodistas, Publicitarios, Relaciones Públicas y Protocolo. El Sindicat de Periodistes de les Iles Balears (SPIB) saludó entonces «con muchas reservas la constitución de este nuevo organismo colegial aun cuando una cierta alarma democrática se filtra por las rendijas del código ético y deontológico que debería sostener el incipiente proyecto colegial». Se advirtió que «mezclar periodismo, publicidad y relaciones publicas en el mismo envoltorio parece incompatible con lo que entendemos que son oficios casi antagónicos: caras opuestas de una misma moneda. Concretamente, de la moneda que hace rentable el negocio de la comunicación de masas».

El Sindicat de Periodistes de les Iles Balears adjuntó un repaso de los códigos deontològicos de los dos colegios de periodistas existentes en España (Catalunya y Galicia), de la Federación de Asociaciones de Prensa (FAPE), de los distintos sindicatos de periodistas integrados en la Federación de Sindicatos de Periodistas (Catalunya, Madrid, Andalucía, La Rioja, Galicia, Canarias y Baleares) y el texto del Código Deontológico Europeo, aprobado en julio de 1993. Todos coincidían que periodismo y publicidad son dos profesiones que responden a intereses legítimos, pero diferentes y, a veces, enfrentados.

El Gobierno balear desoyó estas apreciaciones y aprobó el Proyecto de Ley que envió al Parlamento con un añadido: la colegialización será obligatoria para ejercer en Baleares. El Gabinete de Jaume Matas alega que no actúa por cuenta propia, sino que se limita a tramitar una petición de un tercero: la Asociación de Comunicación, Publicidad, Relaciones Públicas y Protocolo. Esta entidad está presida por el empresario de publicidad, Antonio Pons, que tiene el Ejecutivo balear entre sus clientes. En el transcurso de la tramitación, cambió la palabra «Comunicación» por «Periodistas» y eliminó «Protocolo». Asegura que lo hizo a instancias del propio Gobierno, que así le lo exigió porque la colegialización debe corresponderse con titulaciones. En cuanto a la obligatoriedad de inscripción, alega que también fue una exigencia del Gobierno apelando a una normativa estatal, que curiosamente no impera en Galicia ni en Catalunya dónde hay libertad de colegialización imperante. Los unos se pasan la pelota a los otros.

Si este proyecto sale adelante, el balear será el único colegio de España y Europa que mezcle periodistas con publicitarios y relaciones públicas. Catalunya y Galicia cuentan con órganos colegiales sólo de periodistas desde 1988 y 1999, respectivamente. En Catalunya se creó el Colegio de Relaciones Públicas y Publicidad en 1998 y en València, en 2001. Incluso se han separado los estudios. La licenciatura en Publicidad y Relaciones Públicas se diferenció de la de Periodismo y Comunicación Audiovisual en 1991.

El Colegi gallego ya advirtió el pasado 8 de mayo que, en estas condiciones, el Col·legi balear no podrá formar parte del Consejo General de Colegios Profesionales de Periodistas de España, pendiente de aprobación por parte del Consejo de Ministros, «ante de la imposibilidad de conciliar los intereses de los periodistas con los de los publicitarios».

Todas estas reflexiones se las hemos trasladado a la consejera de Presidencia y Deportes, Rosa Puig, responsable política del texto, aunque no necesariamente su inductora. La vicepresidenta del Gobierno, Rosa Estaràs, ha dicho en reiteradas ocasiones en el Parlamento que ella no habla con el Sindicato de Periodistas para tratar temas que afectan la profesión, como la radiotelevisión autonómica IB3, que su interlocutor debería ser colegial. La nueva televisión de Mallorca, dependiente del Consejo de Mallorca, ha incluido en su órgano asesor a un representante de la asociación que promueve el col·legi, y a otro del sindicato. En una reciente entrevista, su director, Antoni Moragues, aseguró que ambos serán sustituidos por un representante del col·legi cuando este se constituya. Se quiere enmudecer la voz de una organización que aglutina a 350 profesionales de las islas en activo, que trabajan en medios de comunicación y gabinetes de prensa, para reemplazarla por la de una entidad integrada básicamente por profesionales de la publicidad, el protocolo y las relaciones públicas. No gusta una organización independiente y crítica contra los abusos de poder y las correas de transmisión en qué algunos pretenden convertir los medios de comunicación, que ha sido crítica con el modelo lingüístico y de externalizació de IB3 o los periodistas orquesta de la televisión de Mallorca, y que tiene en la defensa de los intereses profesionales y de una información veraz, plural y de calidad su única bandera.

La consejera Rosa Puig se mostró dispuesta a convencer a su grupo parlamentario (PP) para que se introdujeran enmiendas que corrijan la ley colegial. Todos los grupos políticos parecen haber entendido nuestras razones. Por el momento, se ha ampliado el plazo de presentación de enmiendas hasta el 15 de agosto. El SPIB confía que todos cumplan la palabra, sin descartar acciones legales si el proyecto sigue adelante. El Sindicat de Periodistes se muestra favorable a la creación de un Col·legi exclusivamente de periodistas o cualquier otro tipo de organización, siempre que responda al deseo de la profesión, no a intereses ajenos, y siempre que la inscripción sea libre. De hecho, cuando nació el SPIB, se planteó la opción de constituirse como col·legi o como sindicato. Se eligió la segunda opción porque la principal demanda de los profesionales era el combate a la galopante precariedad en el empleo y esto exigía una herramienta imposible en un colegio, los comités de empresa.

(*) Secretaria de Organización del Sindicat de Periodistes de les Illes Balears (PIB)