La Corte de Apelaciones desestimó la petición de la patronal de prensa para que el Gobierno estudiara su propuesta. La Royal Chart sobre la regulación de los medios entrará en vigor en 2015

La prensa ha perdido su última batalla legal en el Reino Unido para forzar al Gobierno a considerar una versión alternativa del estatuto regulador de los medios escritos, aprobado meses atrás con el consenso de los tres grandes partidos. En la línea de otra sentencia anterior del Tribunal Superior, la Corte de Apelaciones desestimó la petición para que se revertiera la negativa del Gobierno a estudiar la propuesta de los propios periódicos sobre el cual debe ser el marco que garantice el comportamiento ético de la prensa. Frente a las alegaciones de que la industria no fue informada de los detalles del nuevo estatuto, el juez replicó que estos estaban preclaros en el llamado informe Leveson, que tras investigar las faltas continuadas de ética de algunos medios británicos recomendó reforzar la regulación de la prensa escrita.

El nuevo estatuto que ya ha recibido la sanción real (Royal Chart o cédula real), quedará implantado con el nuevo año e impone un marco de comportamiento que obliga a los medios a publicar, por ejemplo, la rectificación de informaciones erróneas en un lugar destacado y no relegada a espacios “ocultos”. Además fija un servicio de arbitraje de pago, cuyo fin es impedir acusaciones especulativas a los periódicos y obligar a que la industria establezca un código de conducta para los directores de periódicos, que tendrá que ser aprobado por el regulador independiente de la prensa escrita.

Las empresas no están obligadas a adscribirse al nuevo marco de prácticas; pero, en ese caso, se enfrentan al riesgo de ser castigados con multas “ejemplares” y millonarias en el supuesto de que difundan informaciones falsas. Agotadas las instancias en el Reino Unido, la Pressbog -Asociación que agrupa a un grupo importante de rotativos- estudio otros espacios europeos para sus reclamaciones y esgrimir la Convención Europea de Derechos Humanos en su defensa. Sin embargo, periódicos como The Guardian, The Independent o el Financial Times, que no se identifican con los excesos en los que ha incurrido cierta prensa en los últimos años, no participan de la polémica. Otros grupos de empresas de prensa pretenden poner en marcha la Organización de Estándares de la Prensa (Ipso), para dirimir las quejas sobre los periódicos en sustitución de la extinta Comisión de quejas a la prensa, que Leveson consideró ineficaz y obsoleta.

Grupos de víctimas de los pinchazos telefónicos como la asociación Hacked Off consideran la Ipso una mera pantomima. Los escritores J.K. Rowling y Salman Rushdie; los actores John Cleese y Maggie Smith; el naturalista David Attenborough, el empresario Richard Branson y el cineasta Danny Boyle están entre las 200 personalidades del Reino Unido que piden a la prensa británica que suscriban la Royal Chart. Todos ellos sostienen que la prensa británica «no tiene nada que perder y solo puede mejorar» con la aceptación de una regulación más estricta que proteja a los ciudadanos de abusos, al tiempo que se garantiza la libertad de información. John Cleese, ex miembro de los Monty Python, acusó a los directores de periódicos de mentir al tachar de restrictivas las recomendaciones de Leveson: «Dicen que su libertad está siendo amenazada, pero cuando cualquiera demuestra que lo dicen es basura, ignoran los argumentos y en cambio atacan a la gente que quiere que se sepa la verdad. Su falta de escrúpulos deja sin aliento», afirmó. El escritor Ian McEwan, por su parte, apuntó que «la libertad de expresión no es la libertad de acosar, intimidar y entrometerse en asuntos que no son de interés público, o corromper instituciones públicas con obstrucciones subrepticias. Necesitamos urgentemente una regulación sabia y plausible», manifestó.