La manipulación la permite el modelo: Hay que cambiarlo
Por enésima vez, una radiotelevisión pública es utilizada de forma partidista para emitir una información alejada del rigor y la profesionalidad, y contaminada de tendenciosidad contraria al derecho constitucional a una información veraz y contrastada. Como en la anterior crisis en Telemadrid, que acabó en una destitución por la emisión de un reportaje sobre Euskadi, la larga mano del control ejercido desde el poder político ha puesto en cuestión el carácter público de ese medio, como ha sucedido y sucede en otras radiotelevisiones, y como se anuncia de forma descarada con la nueva RTV balear, al servicio directo e indisimulado, agravado por la externalización total de los servicios, del gobierno de Jaume Matas.
Por supuesto, lo fundamental ahora es la movilización y la respuesta de los profesionales de la RTVM, con el apoyo de los trabajadores de otros medios, y en ese sentido nos solidarizamos con su huelga de firmas, para evidenciar la protesta ante el espectador y empezar a organizar la resistencia que en su día servirá para la democratización de Telemadrid.
Pero más allá de esta respuesta es preciso poner sobre la mesa los cambios legislativos necesarios para impedir la crónica repetición de manipulaciones como la del 11-M (la de hace un año y la de ahora): las promesas electorales de diversos partidos sobre la reforma del modelo y las iniciativas legislativas en marcha en el Congreso y en los parlamentos catalán y andaluz para cambiar la gestión y el control en RTVE, la RTVA y la CCRTV deben extenderse a todas las comunidades, de forma que el mapa audiovisual público (sin olvidar a EFE) se democratice en paralelo. Precisamente porque el Estatuto de Radiotelevisión de 1980 es una ley de bases, la reforma del modelo propuesta por el Comité de expertos y prometida por el Presidente del Gobierno debe de ser global y afectar a todos los medios públicos, estatales, autonómicos y locales.
Al menos eso creemos los profesionales organizados en la FeSP, que como el conjunto de los informadores somos los primeros en sufrir en nuestro trabajo el partidismo y el control gubernamental de esos medios, pese a que la gran perjudicada es la ciudadanía, imposibilitados del derecho constitucional a una información digna y no manipulada.
Mientras tanto, todo el apoyo a los trabajadores de Telemadrid, cuya lucha popularizaremos por todos los rincones a donde lleguemos.
17 de marzo de 2005