Hará falta explicar la responsabilidad de cada cual por el fracaso de la reforma

La proposición de Ley de la nueva Corporación Catalana de Medios Audiovisuales ha sido admitida a trámite en el debate de totalidad de hoy en el Parlament de Catalunya, pero difícilmente podrá ser aprobada en el próximo y último pleno de la cámara catalana.

Si el PP se ha abstenido incluso de argumentar cual era su posición (de hecho podemos intuirla si pensamos en las comunidades, como la valenciana o la balear dónde gobierna, es decir, el modelo Urdaci), CIU ha dicho que “no quería engañar nadie” y ha afirmado que apostaba por dejar la Ley para la próxima legislatura, todo y haber votado el texto consensuado de la ponencia (¿será que calcula volver a gobernar y gracias a la ley actual volver a controlar la suya?). La sorpresa ha vuelto a estar en ERC, que nuevamente ha puesto como condición para aprobar la ley que se vuelva al texto inicial, previo al definitivo, que otorgaba más competencias al CAC para proponer candidatos al consejo de gobierno de la Corporación.

Esto hace que aun cuando la ley pueda ir por el procedimiento de urgencia y en trámite de lectura única, y por lo tanto pueda ser aprobada en el pleno del 14 de julio, el último de la legislatura, la oposición de PP y CIU (lógica, si nos atendemos a los antecedentes y a su larga tradición de control gubernamental de los medios públicos) más la de ERC, pretendidamente más purista que la ley, pero contradictoria a nuestro entender con los compromisos adquiridos desde 1999, impedirá que la reforma de la CCRTV pueda prosperar.

La perspectiva, pues, vuelve a ser la de un nuevo gobierno que nombrará digitalmente a un nuevo director general de la Corporación, más nuevos directores de los medios, más otros cargos –especialmente los jefes de Informativos- y, si hace falta, más abajo todavía. Se reproducirá así el modelo gubernamental de radiotelevisión pública que hace más de seis años el Parlamento catalán se comprometió a superar.

Los profesionales de la información, y la sociedad que creyó en las promesas de independencia de sus medios públicos, tomaremos nota.

Barcelona, 22 de junio de 2006