Finalmente, parece que los grupos parlamentarios se han puesto de acuerdo para no dilatar la aprobación de la nueva Ley que debe crear la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), en sustitución de la actual Corporación Catalana de Radio y Televisión (CCRTV). El mismo cambio de nombre ya es ilustrativo de la necesidad absoluta de adecuar la ley a las realidades de la tarea de las empresas de la CCRTV, que incluye la emisión con nuevas tecnologías, contenidos en Internet y otras actividades multimedia. Habrá que vigilar una vez más que se cumpla el preacuerdo, porque no sería la primera vez que ocurriría. Y también deberá vigilarse que, debido a la duración del periodo de interinidad, no se quieran condicionar factores clave, tanto en el ámbito laboral como en el profesional, que después se quieran dar como hechos conseguidos ante los nuevos directivos elegidos con el nuevo sistema de designación de los miembros del Consejo de Administración y del director general o presidente de la Corporación.
En este sentido, ciertos planteamientos genéricos, pero de gran alcance, del reconfirmado director general referentes a repensar conjuntamente y desde un punto de vista organizativo los servicios informativos de TV3 y de Catalunya Ràdio, que incluiría también los de la Agencia Catalana de Noticias, parecen poco oportunos si, como se dice desde el Parlament, la nueva Ley puede estar lista antes del verano. Y determinados replanteamientos estratégicos, con toda clase de interrogantes y de consecuencias de tipo laboral y profesional, sería mejor dejarlos para etapas más estables y definidas, como la que puede venir una vez se apruebe la Ley de la CCMA.