El proyecto de ley de reforma de la CCRTV, pendiente desde hace más de seis años, estaba ya terminado en ponencia y podía ser aprobado finalmente en el Parlamento en esta legislatura. La ruptura del tripartito acortó los plazos, pero la tramitación de urgencia por consenso podía todavía garantizar su aprobación. Pero la negativa de PP y CIU y, sorprendentemente, también de ERC, hace mucho más difícil disponer de la ley antes de las elecciones autonómicas. Los argumentos que se han dado desde Esquerra son varios, desde tácticos a otras de fondo como, por ejemplo, la supuesta devaluación en los contenidos que el proyecto había sufrido a raíz del acuerdo entre CIU y PSC, que habría disminuido gravemente el papel del CAC a la hora de elegir el futuro consejo de administración de la CCRTV.
Pero al margen de como se valore el hecho que el nuevo redactado no contemple que organizaciones sociales puedan presentar candidatos (sólo los grupos parlamentarios, que, de todas maneras, es cómo se nombra el propio CAC) o que el CAC pueda todavía rechazar candidatos que no respondan a los criterios de la Ley (parecidas a los del propio CAC), y también que estas rebajas vengan dictadas por la búsqueda del consenso que defendían todos los partidos, cuesta de entender como se puede esquivar el hecho que la no aprobación de la ley tendrá unos efectos peores que la situación actual para las empresas de la Corporación. A falta de nueva ley, habrá de nuevo un nombramiento digital de director general por parte del nuevo gobierno; una reedición de consejo de administración partidizado, fiscalizador de la tarea filogubernamental de la dirección general, y avalador de medidas como los bloques electorales -aun cuando retocados en los aspectos más grotescos- ; y seguirá sin definir la misión de servicio público y el consiguiente contrato-programa que dote la CCRTV de estabilidad financiera. Todo un panorama alentador, que seguro muchos agradecerán y al cual habrá ayudado sin duda la invocación a una Ley perfecta que en la práctica habrá enterrado la única ahora posible.