La política catalana nos ha regalado en las últimas horas una nueva muestra de bajo nivel con las declaraciones de Joan Ferran en las que reclama que se arranque la «costra nacionalista» de la CCMA. Ya sabemos que en las fuerzas políticas, y en el resto de la sociedad, siempre hay un sector que ve las decisiones como un frío cálculo de las propias necesidades o intereses. A menudo los periodistas denominamos «halcones» a los políticos que optan por esta praxis y he aquí que la negociación de la composición de los órganos de gobierno de la CCMA parece haber quedado en manos de halcones por uno y otro lado que se disputan las sillas de forma grosera cargándose el espíritu que hay en la reivindicación histórica de los profesionales por unos medios independientes del gobierno y al servicio de la ciudadanía.

Y esto pasa justo cuando el país se encuentra inmerso en un ambiente de pesimismo debido a las plagas que lo azotan sin pausa. Algunas de estas son producto de la incompetencia, la negligencia o la falta de voluntad política de grupos de poder. En el caso de los males resultados de la educación, pero, se ve la compleja distribución de responsabilidades entre políticos, docentes, padres y alumnos, es decir, buena parte de la sociedad. El debate sobre esta cuestión a los medios y el tratamiento que ha hecho las emisoras de la CCMA es el ejemplo del servicio público que podemos hacer para contribuir a mejorar la marcha del país.

Porque se trata de esto y no de la cuota de pantalla de un líder determinado o del tono más o menos nacionalista que pueda tener una información. Tenemos la oportunidad de hacer un salto adelante en la calidad de nuestros medios, de ir a contracorriente del que hacen nuestros competidores y hacer de la CCMA un referente de no ya sólo del entretenimiento más o menos banal sino mucho más de la formación y de la información al servicio del país. Con una agenda orientada de esta forma para trabajar, poco importarán las fílias y fobias de cada uno porque lo primero debe ser el producto.

Esta nueva etapa de excelencia no se puede emprender con negociaciones de bajo nivel, reclaman altura de miras. Del mismo modo que conocemos los «halcones» de la política sabemos que hay personas en estas formaciones en las que las ideas de servicio a la comunidad y la visión de futuro forman la base de su actuación. Es el momento que los partidos canvien de registro esta negociación y pasen de pensar sólo en sus intereses a pensar en el país.

Sant Joan Despí, 5 de diciembre de 2007