El Grupo Planeta –uno de los gigantes editoriales de Hispanoamérica– ha convocado un concurso para la ilustración de portada de un libro de la novelista recientemente fallecida Ana María Matute y que se titulará Olvidado Rey Gudú. La cuestión es, según denuncia, la arquitecta, investigadora y profesora Blanca Espigares en su blog, es que el premio para quien resulte ganador del concurso será la simple publicación de su trabajo, sin ninguna otra recompensa, ni monetaria de ninguno otro tipo. En las bases del certamen también se establece que el vencedor cederá a Editorial Destino –la empresa del grupo Planeta que editará la obra– todos los «derechos de reproducción, distribución, transformación y comunicación pública, en todas las posibles modalidades, el diseño que envía, para ejercer estos derechos en todo el mundo, en todos los idiomas». Esta muestra de cara dura extrema del hólding empresarial que preside José Manuel Lara consiste en que quién trabaja para ellos, lo hace gratis, cuando la inversión en la edición de la novela de Matute se acerca al millón de euros. Espigares espeta a los responsables del grupo que «son ustedes un orgullo y un ejemplo para este país. Emprendedores, por supuesto. Emprendiendo en el lindo arte de como explotar la gente: esclavos del siglo XXI. Espero que se sientan contentos consigo mismos al exprimir a personas con ideas y ganas de hacer cosas. Son de verdad un orgullo. Un premio que en gastos llega casi al millón de euros, pero que no quieren invertir en un concurso de una portada tan importante, ni, no sé, ¿500 euros? Es de una codicia realmente vomitiva».

El concurso había sido convocado el pasado 23 de julio y a continuación se desató una campaña en internet en la cual se exigía al Grupo Planeta que lo anulara. La protesta obtuvo rápidamente el apoyo de 3.100 personas y los responsables de las empresas de Lara dieron marcha atrás. Según informa el portal Cultura21 los profesionales del colectivo de ilustradores se muestran «hartos de la infravaloración progresiva que sufre su profesión, agravada los últimos años por la crisis», y afirman que el concurso de Planeta era «el último de los agravios y la gota que hace derramar el vaso de la situación nefasta». Además, para los ilustradores y diseñadores, destaca esta publicación, «la retribución, por el hecho de tratarse de un concurso, debería ser superior a la que correspondería a un encargo profesional.»