La huelga convocada para los días 26 y 27 de diciembre en el diario El País fue secundada por el 90% de la plantilla, según ha informado su comité de empresa. El viernes 26, Prisa puso en la calle una sola edición estatal sin cuadernillo de información local, con la mayor parte de las noticias de Nacional y Economía sin firma y con la parrillas de programas de televisión simplificadas. Esta menguada edición, como la del sábado 27, fue realizada por personal de los mandos intermedios, que acudieron al trabajo respondiendo a las presiones de la presidencia de la empresa. A la redacción de Madrid acudieron a trabajar unas 80 personas, cincuenta de ellas son mandos intermedios y directivos, y las otras 30 empleados con contratos temporales.

La determinación de ir a la huelga se votó el pasado día 23 y se adoptó con el apoyo de 420 votos a favor, 82 en contra y 14 en blanco, de un total de 516 sufragios emitidos. El País cuenta con una plantilla de 850 trabajadores fijos. El ambiente entre la redacción y la dirección es muy tenso, y los trabajadores pidieron que no se comprara el periódico durante los dos días de la huelga.

El director del rotativo, Javier Moreno, no ocultó en la mañana del viernes 26 a los redactores que no secundaron la huelga su preocupación por el deterioro de las relaciones laborales y confesó que espera una «oleada de conflictos» para los que aseguró «estar “preparados», según informa el digital Diario Crítico. Los trabajadores sospechan que la dirección de la empresa en el fondo está interesada en estos conflictos para rentabilizarlos y justificar con ellos futuras acciones empresariales. A última hora de la tarde del viernes 26, muchos móviles recibieron este mensaje: «Los trabajador@s de El País estamos en huelga, no por dinero, sino por una causa justa. Por favor, los días 27 y 28 no compres el diario ni abras la web. Pásalo».

Se estudia demandar a El País
Por otro lado, aunque desde Prisa se pretende minimizar los efectos de la huelga realizada por sus trabajadores los 26 y 27 de diciembre, el impacto de la movilización de sus trabajadores es innegable. Salvo los mandos, la totalidad de los trabajadores respondieron a la convocatoria, la empresa debió recurrir a una imprenta ajena, en Burgos, para sacar su edición reducida, y el reparto debió hacerse con escolta policial.

«Ese fue el espectáculo bochornoso que ofreció el medio que presume de progresía y eso no dejará de influir en sus lectores» ha manifestado el secretario de Organización de la FeSP, Dardo Gómez. Pese a la normalidad que, según la dirección de la empresa ha presidido ambas jornadas, el sábado 27 salió a la calle una edición de solo 44 páginas y no hubo noticias firmadas, ni cuadernillos de información local y sólo con la programación de las televisiones generalistas. Esto también lo han advertido sus lectores.

«Para mayor afrenta al prestigio ganado por El País en otros tiempos, cuando un grupo de más de 50 trabajadores se plantó frente a las furgonetas de reparto que salían de la imprenta de Burgos, fue la policía la que los dispersó». Esta práctica poco limpia de contratación de agentes externos para romper una huelga, entronca con la más rancia actitud patronal del siglo pasado y podría vulnerar los derechos de los trabajadores.

El comité de empresa está elaborando un comunicado en el que explicará el sabotaje realizado desde la dirección y no descartan la presentación de una demanda por vulneración del derecho de huelga. El motivo de la huelga es la salida de 57 empleados del departamento de publicidad del diario para incorporarse a la empresa externa Box News Publicidad.

Peor convenio
Pese a que Prisa asegura que estos gozarán de las mismas condiciones que tenían en El País, el comité considera que esto será mientras dure el actual convenio. Una vez que este expire, en 2009, temen que Box News firme uno nuevo con peores condiciones. Además, la externalización del área de publicidad inquieta a los trabajadores, ya que se podría hacer lo mismo con áreas como administración y producción, lo que sería el principio del desmantelamiento del diario.