Los periodistas secundaron masivamente la huelga convocada por la Federazione Nazionale de la Stampa Italiana (FNSI) a finales del pasado mes de diciembre, en protesta por la parálisis de las negociaciones del convenio estatal de prensa. «Es la acción sindical más dura que hemos realizado», ha asegurado Paolo Serventi Longhi, secretario general del sindicato italiano de periodistas, que, en un comunicado, sostiene que «nos hemos visto obligados a una protesta de estas proporciones por la intransigencia de los propietarios de los diarios, que se niegan a sentarse en la mesa de negociaciones». En efecto, la renovación del contrato colectivo, expirado en febrero de 2005, está bloqueado por la rígida posición de los propietarios de los medios, que han abandonado las conversaciones. El lunes 18 habían parado la radio y la televisión y se anuncian dieciocho días más de huelga si las negociaciones no se retoman. Los periodistas italianos quiren introducir en el convenio acuerdos para reducir la precariedad profesional, que denuncian que ha aumentado con la implantación de las nuevas tecnologías y las nuevas formas de contrato sobrevenidas, y quieren establecer un estatuto especial para los periodistas independientes.
El mismo presidente del Gobierno, Romano Prodi, y el presidente de la Cámara de Diputados, Fausto Bertinotti, han manifestado su preocupación por esta situación y la necesidad que el contrato de los periodistas se renueve lo antes posible. Bertinotti ha afirmado que este «es un asunto de democracia». Los periodistas italianos han coincidido con el político y han manifestado que se ha llegado «al límite de la emergencia democrática, puesto que los editores están haciendo un pulso a las instituciones, al gobierno, a la cultura y a la opinión pública, en general, que reclaman que flexibilicen sus posiciones».