El Consejo de la Información de Catalunya (CIC) afirma en su informe anual que el director del programa de reportajes de TV3 «Entre Línies», ha vulnerado el Código Deontológico de la profesión al simultanear su labor con la participación en un anuncio. El dictamen del CIC desautoriza las alegaciones que el mismo Ramon Pellicer y el director de TV3, Lluís Oliva, hicieron llegar a este organismo. Su respuesta fue la de considerar «errónea» la interpretación que el Comité Profesional de TV3, que lleva un año funcionando, hizo del artículo del Código Deontológico, que condena simultanear el ejercicio del periodismo con actividades publicitarias.
Es significativo que el director de la televisión pública de Catalunya, que ha asumido el Código Deontológico y que apoya al Consejo de la Información, deba ser corregido por este organismo y se mantenga en la posición ya expresada hace unos años en el caso del yogurt «bio» -promocionado publicitariamente por otra estrella de la casa- de limitarse a garantizar que los anuncios de presentadores de informativos no se pasen inmediatamente antes o después de sus programas. Si en el primer caso se comentó que la «tibieza» de los directivos de TV3 en cuanto a la autoexigencia profesional de los informadores podía obedecer a la necesidad de «retener» supuestas «estrellas» mediáticas, ¿habrá ahora que pensar lo mismo en relación al caso «Ramon Pellicer»?
En cualquier caso, sea bienvenida la tarea del CIC que, a pesar de la modestia de recursos y competencias, es un punto de referencia a la hora de tratar la actividad informativa más allá de la lógica mercantil, y retornándola allí de donde nunca hubiese tenido que salir: del terreno de la ética periodística y de la concepción de la actividad profesional como un servicio en la sociedad, y no como un medio para conseguir beneficios, económicos o del tipo que sea.