De la misma manera que desde el SPC hemos denunciado las maniobras para sacar diarios empobrecidos a la calle por parte de las empresas periodísticas, hemos de condenar con rotundidad las agresiones físicas mediante lanzamiento de objetos a trabajadores y vehículos de medios de comunicación.
Ninguna divergencia sobre la línea editorial de cualquier medio justifica el uso primitivo de la violencia, y menos contra trabajadores, muchos de los cuales de “servicios mínimos”, porque es confundir el objetivo y matar al mensajero, que no es responsable de opiniones emitidas desde los medios, a menudo desde fuera del ámbito de los informativos.
Agredir a los encargados de hacer llegar la información veraz y contrastada, protegidos por el precepto constitucional del derecho a la información, es situarse fuera de las reglas de convivencia que permiten un debate democrático de ideas y, también, expresiones de disconformidad como es el caso de hoy día de la huelga general.
Barcelona, 29 de septiembre de 2010