Esta es la carta que el secretario general de la FeSP envió aal director de El Mundo en respuesta a la editorial que este periódico públicó el pasado 6 de octubre con el título Un estatuto aún más inconstitucional en referencia al Estatuto del Periodista Profesional (EPP), en tramite en el Congreso de los Diputados.

Sr. director:
Lo bueno de las hemerotecas es que en ellas queda todo lo que se escribe en la prensa; pero también son la prueba de los sorprendentes cambios que se producen cuando alguien defiende una cosa y, años después, dice justo lo contrario. En El Mundo les ha pasado esto. En diciembre de 1990, su diario aprobó un Estatuto de Redacción «para garantizar la independencia del periódico». En él se crea un Consejo de Redacción, que debía ser escuchado cuando se produjeran cambios en la línea ideológica o en el capital y que consultaría a la redacción los nombramientos del director y de otros cargos, aunque esta opinión no fuera vinculante.

Esas mismas competencias son las que se atribuyen, en el proyecto de Ley de Estatuto del Periodista Profesional, a los comités de redacción. Mecanismo que también existe en los periódicos italianos que forman parte del mismo grupo editorial de la mayoría accionarial de El Mundo y que recientemente, los redactores del Corriere della Sera, utilizaron para ratificar en elección democrática el nombramiento de su nuevo director. ¿Por qué lo que hace 15 años era una «pieza clave» para garantizar la independencia de su periódico se convierte, ahora, en un órgano «encargado de fiscalizar los nombramientos de responsables, la organización de la redacción y la línea editorial», como señala su editorial del 6 de octubre?

Tres aclaraciones respecto a ese editorial:
1.– En la exposición de motivos del proyecto de Estatuto del Periodista queda bien claro que su objetivo es garantizar la independencia de los periodistas para que hagan realidad el derecho de la ciudadanía a recibir información veraz. Es difícil entender por qué considera este propósito como «un retorno a la visión franquista de la profesión periodística» cuando es el mismo que defiende el Estatuto de Redacción de El Mundo.

2.– En el futuro Consejo Estatal de la Información no tendrán «una muy minoritaria presencia» los periodistas y las empresas de comunicación:entre sus 22 miembros habrá ocho periodistas, cuatro representantes de empresas y cuatro de centrales sindicales que, naturalmente, pertenecerán a sindicatos o agrupaciones de periodistas y no a las de pesca o metal. Una amplia mayoría, que se completa con dos juristas y cuatro representantes de las asociaciones de consumidores, radioyentes o telespectadores porque son precisamente los receptores directos de la información.

3.– Lo que usted llama tribunal de honor es una Comisión Deontológica, como la que existe en la Federación de Asociaciones de la Prensa de España o en Consejo de la Información de Cataluña, pero con carácter vinculante y no gremialista. Si lo que le preocupa es el carné de periodista, sepa que en el proyecto queda meridianamente claro que no se vincula a un título para ejercer el periodismo. ¿Le parece bien, señor director, que los periodistas a la pieza, los colaboradores o los informadores extranjeros tengan garantizados sus derechos? ¿Cree que la profesión de periodista debe ser incompatible con la actividad publicitaria o la condición de juez o policía? ¿Es necesario regular derechos y deberes de los periodistas como el secreto profesional, el acceso a las fuentes o la obligación de difundir información veraz?

Esto es a grandes rasgos lo esencial del proyecto de Estatuto. Sepa, además, que el texto ha sido redactado por el Foro de Organizaciones de Periodistas, en cuyos debates participó la FAPE desde el principio hasta que fue aprobado, a pesar que su actual presidente se desdiga. El Parlamento puede y debe regular un derecho fundamental de la ciudadanía. Recuerde que aún hoy sigue vigente la llamada Ley Fraga.

Finalmente, señor director: si dice que un texto debatido y elaborado por la FAPE, la Federación de Sindicatos de Periodistas  (FeSP), los dos únicos colegios de periodistas de España –Cataluña y Galicia– y las Agrupaciones de Periodistas de CCOO y UGT, es volver al franquismo y un intento de control político, es porque o no lo ha leído o lo ha leído con juicio previo a su lectura.

7 de octubre de 2005