De las muertes producidas en 2009, 30 se produjeron en un mismo día en el sur de Filipinas en la mayor masacre de informadores producida en una sola jornada. La mayor parte de las muertes se registró en Ásia (44), seguido de África (12), Europa (7), Magreb y Oriente Próximo (7) y América (6).
Según Reporteros sin Fronteras, también ha aumentado el número de periodistas agredidos o amenazados, con una subida del 56% (1.456 frente a 929) y lo mismo ha ocurrido con los medios de comunicación censurados, con un 61% más. El número de informadores secuestrados ha pasado de 29, en 2008, a 33 este año. Según estas cifras y los lugares en que se producen las agresiones y los asesinatos, RSF concluye que “las guerras y las elecciones controvertidas son los principales peligros para los reporteros”.
La libertad de información en Internet tampoco sale bien parada en este informe. Reporteros sin Fronteras ha contabilizado un 155% más de bloggers y ciberdisidentes detenidos (151), un 35% más de bloggers agredidos (61) y un 62% más de países afectados por la censura en la Red (60). Actualmente, 167 periodistas se encuentran encarcelados en el mundo, una cifra que no se conocía desde 1990. Cuba eleva a 25 el número de periodistas encarcelados y, junto con China, Sri Lanka o Irán, se convierte en uno de los regímenes que condenan a los reporteros a penas tan duras como a los responsables de
crímenes de sangre o a terroristas.
Para RSF 2009 está marcado por dos acontecimientos que califica de «dramáticos»: la mayor matanza de periodistas en una sola jornada y una oleada sin precedentes de detenciones y condenas de periodistas y bloggers en Irán tras la reelección del presidente Mahmud Ahmadineyad. 30 reporteros fueron asesinados al sur de Filipinas por la milicia privada de un gobernador de la isla de Mindanao cuando cubrían el intento de un opositor de inscribirse como candidato a las elecciones regionales de 2010.
«Cada vez resulta más peligroso cubrir un conflicto, en la medida en que se convierte a los periodistas en objetivos y corren el peligro de ser asesinados, o de que les secuestren. Pero también puede resultar peligroso hacer este trabajo en periodo electoral, con el resultado de que se puede acabar en la cárcel o en el hospital».
Excepto el documentalista franco-español Christian Poveda, asesinado en El Salvador, la práctica totalidad de los periodistas muertos este año eran locales. Para Fran Lois Julliard, secretario general de RSF, estos profesionales locales son «menos conocidos que los grandes reporteros por la opinión pública internacional, pero todos los años pagan un precio mayor por garantizar nuestro derecho a estar informados de los conflictos, la corrupción o la destrucción del medio ambiente».