La periodista norteamericana Judith Miller, que trabaja en el diario New York Times, ha sido condenada a 18 meses de prisión por negarse a revelar sus fuentes en un reportaje sobre una agente de la CIA. Miller no ha publicado finalmente ningún artículo sobre este asunto, pero el juez federal encargado del sumario ha resuelto que la periodista entre en la cárcel por haber considerado simplemente la publicación de su crónica, ya que había efectuado varias entrevistas con esta finalidad. El caso, conocido con el nombre de caso Wilson Plame ha sido ámpliamente referenciado en los medios de comunicación y destapa una vez más el conflicto que hay en los Estados Unidos cuando los periodistas se niegan a revelar sus fuentes, aunque la doctrina del Tribunal Supremo de los EEUU reconoce la libertad de prensa y el secreto profesional que consagra la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana.

Esta decisión judicial ha sido criticada por varias organizaciones profesionales. El discreto lugar que ocupan los Estados Unidos en el barómetro de la libertad de información que publica regularmente Reporteros Sin Fronteras (RSF) tiene su causa casi exclusiva en la falta de reconocimiento de algunos estamentos judiciales al secreto profesional de los periodistas, uno de los derechos básicos en toda legislación democrática.