Como en otras elecciones, y a pesar del reconocimiento habitual de muchas candidaturas de la importancia de los medios de comunicación y del derecho a la información para una sociedad democrática, muchas de ellas han trabajado poco las propuestas para hacerlo efectivo y de garantizar una gestión verdaderamente democrática de los medios de comunicación públicos. Desde el sindicato les reclamamos definición sobre doce puntos, sobre los que sólo de algunos hemos encontrado respuesta a partir de los programas electorales o de manifestaciones en actos de la campaña.
• Regulación legal del derecho a la información, a partir del artículo 52 del Estatuto de Catalunya vigente: Se han comprometido claramente Catalunya sí que es Pot y la CUP. Otras candidaturas no se han definido.
• Derogación de la contrarreforma de la ley de la CCMA del 2012, que regubernamentalizó TV3 y CR: Plenamente de acuerdo PSC, Catalunya sí que es Pot y la CUP. Otras candidaturas no ven urgente la reforma, o la supeditan a reformas del sistema político y de la LEC. C’s propone cerrar el CAC, reducir las aportaciones a la CCMA y cambiar el Libro de Estilo. El PP propone cerrar el CAC si, como opina, continúa siendo un instrumento del Gobierno.
• Desgubernamentalización de la Agencia Catalana de Noticias (ACN), que depende directamente del Gobierno: Apoyo de Junts pel Sí, Catalunya sí que es Pot y la CUP.
• Reforma de la Ley de la Comunicación Audiovisual de Cataluña para reconocer de manera efectiva la realidad de los medios comunitarios: Catalunya sí que es Pot, CUP
• Supresión de los bloques electorales cronometrados y ordenados en función de la representación anterior: Junts pel Sí, Catalunya sí que es Pot, y la CUP. C’s y PP los defienden como «mal menor».
• Transparencia en las ayudas públicas a los medios y en la publicidad institucional: Catalunya sí que es Pot.
• Establecimiento de fórmulas de ayuda a los medios promovidos por periodistas en el ámbito de la economía social: cooperativas, asociaciones sin ánimo de lucro, SAL…: Catalunya sí que es Pot, CUP.
• Impulso de la educación mediática de la ciudadanía, especialmente en los ciclos formativos: Junts pel Sí, Catalunya sí que es Pot, PSC, CUP.
• Promoción eficaz de la igualdad de género: Catalunya sí que es Pot, CUP.
El periodismo, víctima de la polarización
La precampaña y la campaña electoral que ahora termina se ha cobrado una primera víctima: el periodismo riguroso y veraz, que aporta datos sin tomar partido. En términos generales, se ha producido una decantación mayoritaria por una u otra posición alrededor de la propuesta de la independencia, dentro de Catalunya y más escandalosamente aun fuera.
Por un lado ha habido tomas de posición editorial legítimas, y también de muchos profesionales que lo han asumido como un compromiso que no se puede rehuir en estos momentos. De otra, unos posicionamientos todavía más claros y confrontados en el ámbito digital. Y en los medios públicos se han cruzado líneas rojas en cuanto al mantenimiento de la imparcialidad y la neutralidad a las que están obligados, que hemos criticado, a veces a contracorriente. Pero los excesos más graves se han cometido en medios de fuera de Cataluña, especialmente privados, tanto escritos como audiovisuales, que han atizado la descalificación más soez del debate político en Cataluña con titulares que han bordeado la infamia y la indecencia.
Para terminar de arreglarlo, la JEC, que sigue imponiendo –sólo a los medios públicos– el dogma de la proporcionalidad, haciendo aplicar los bloques electorales, lo ha llevado hasta el absurdo dictaminando programaciones compensatorias que son un fracaso de audiencia y no resuelven el problema de la injerencia gubernamental en estos medios. Una JEC que, por otra parte, es incapaz de hacer cumplir la LOREG a los medios privados, donde la proporcionalidad no se respeta en la información y menos en los debates, que, como ha denunciado el Síndic de Greuges [el Defensor del Pueblo catalán], presentan un gran desequilibrio a favor de las posiciones antiindependentistas.
Estos hechos vuelven a situar la necesidad de una regulación del periodismo y de los medios porque el código deontológico pase a ser vinculante y su vulneración susceptible de advertencias o incluso de sanciones. Los medios privados no tienen carta blanca para decir lo que les parezca y de la manera que les parezca. También están obligados a respetar el derecho de la ciudadanía a una información veraz, plural y de calidad. El hecho de tener una línea editorial no les faculta para distorsionar la realidad según convenga a sus intereses y vínculos políticos, económicos y empresariales.
La vulneración del código profesional atenta contra el derecho a la información veraz y rigurosa, y en momentos políticos tan delicados como los actuales, puede actuar como desestabilizador y como inductor de actitudes que alimenten la intransigencia y la beligerancia. El riesgo es la escalada de balcanización, a la que hemos asistido asustados en los últimos meses.
Barcelona, 25 de septiembre de 2015