Los resultados electorales del 25-N y los cambios en el mapa político catalán han creado un nuevo escenario dónde es muy difícil la reproducción de la alianza entre CIU y el PP.
En este contexto el mantenimiento de estos acuerdos en el ámbito de los medios de comunicación públicos no es sostenible, pese a las posiciones coincidentes de las dos formaciones con respecto al control gubernamental de estos medios. Posiciones que permitieron la perversión de la Ley de la CCMA, basada en el consenso parlamentario, y una involución que nos llevó hace unos años, al control gubernamental directo. Un control letal para el pluralismo social y político, para la profesionalidad en la gestión y en la programación, especialmente la informativa, y también para el mantenimiento de los niveles de calidad y de servicio de estos medios, que no se pueden evaluar sólo desde criterios económicos, sino desde el rendimiento social y el servicio público que ofrecen.
Por esto reclamamos de las fuerzas políticas que durante la campaña electoral se comprometieron a derogar la contrareforma de la CCMA, y a garantizar el modelo de éxito de las empresas de la Corporación, que comporta el mantenimiento de la plantilla, que mantengan este compromiso, tanto en el nuevo Parlamento como en las conversaciones que puedan tener de cara a la gobernabilidad en la nueva situación. Y también que velen especialmente para que no se produzcan decisiones inmediatas del gobierno en funciones que vayan en sentido contrario al consenso parlamentario que hace falta en una institución de país como es la CCMA, y que pretendan imponer hechos consumados en la lógica de la mayoría gubernamental plasmada en la composición del Consejo de Gobierno de la Corporación.
Como defienden en sus lemas los trabajadores de TV3 y de Catalunya Ràdio, estas son de todos y a todos corresponde defenderlas, con el modelo y las dimensiones actuales, para seguir ofreciendo el mismo servicio al país y a la ciudadanía. Empezando por los representantes de la soberanía popular elegidos el 25 de noviembre.
Barcelona, 4 de diciembre de 2012