La sangría de despidos es la prueba de la «limpieza» que se está llevando a cabo en algunas redacciones. Se está despidiendo a los periodistas veteranos por recién licenciados, lo que puede ser sinónimo de poca experiencia.

Sólo en la demarcación de Tarragona llevamos más de 100 despidos en el sector. Una mala noticia que parece no perturbar la conciencia de nadie. Y lo más curioso es que nos mantenemos callados y dispersos, dejando que los empresarios nos aniquilado por completo.

Todos somos conscientes de que el poder de la prensa despierta intereses que nada tienen que ver con la libertad de información y de expresión. Todo el mundo quiere controlar la información y algunos medios. Últimamente asistimos a la penosa voluntad política para controlar los contenidos informativos de RTVE. Este es sólo un ejemplo.

Estos políticos no se equivocan. Saben muy bien lo que hacen. Nos tratan como si fuéramos incapacitados o burros. Menos mal que siempre hay alguien que está al acecho. Es triste que la salud de los medios viva más o menos hartazgo según el color político de quien gobierna y de quien tiene más o menos ansia de protagonismo. Hoy vivimos una especie de democracia dictatorial.

Presupongo que la mayoría de ciudadanos se ha dado cuenta de que gran parte de los políticos no nos representa. Sólo están para defender sus intereses y garantizar su futuro. Para ellos el pueblo sólo es importante cada cuatro años, cuando toca votar. A mí me sorprende que no haya dinero para asistir a los más necesitados, pero, por el contrario, no se restringe la desenfrenada contratación de cargos de confianza…

Imagino que los políticos son conscientes de que la prensa tiene un papel fundamental en una sociedad democrática, aunque algunos parecen ignorarlo. Encaran a los periodistas como sus publicistas. Y los medios los amenazan con el fantasma de la publicidad. Parece que cuando peor les va a las empresas de comunicación, y consecuentemente a los periodistas, mejor les va a algunos políticos, ya que de esta manera podemos hacer chantaje y otras «cosas» que son de todo menos éticas.

Es desolador que se quiera ver al periodismo, exclusivamente, desde el prisma empresarial restando importancia a su papel social, cultural e integrador. Muchos encaran el periodismo no como una herramienta de información, pero sí como una herramienta publicitaria.

No nos engañemos los políticos no nos quieren. Nos utilizan! Se están cambiando las redacciones tradicionales por los gabinetes de prensa. El poder de la prensa es el caramelo que todos los políticos / gobernantes desean poseer, aunque sea para hacer mal uso.

Quieren controlar, manipular y practicar, sin ningún tipo de conmiseración, la censura y potenciar la autocensura, la precarización y la polivalencia salvaje. Como consecuencia, los periodistas nos hemos convertido en poco solidarios. Parece que hace efecto el proverbio: dividir para reinar.

No les preocupa la profesionalidad, la calidad ni la trayectoria de los periodistas. Apuestan por gente joven, con menos experiencia, con poca capacidad de crítica y pagan sueldos vergonzosos y miserables. ¿Qué se ha hecho del periodismo de investigación? ¿Dónde están los reportajes contrastados?

Nos toca poner el grito en el cielo y dejar en evidencia y denunciar todos los abusos de poder, manipulaciones y tentativas de censura del poder político y económico. Ahora más que nunca, los periodistas tenemos que cerrar filas y evitar que el poder compre nuestras conciencias. El individualismo no es, definitivamente, la solución…

Ricard Checa. Responsable de la demarcación de Tarragona del SPC
Publicado en Comunicació 21