«La profesión periodística debería regirse siempre bajo criterios de independencia, objetividad y rigor»
«Lamento que un medio de comunicación de reconocido prestigio como es Diario de Mallorca huya cedido a las presiones de una administración (Medio ambiente) que ha impuesto sus criterios
Después de encargarme durante cuatro años de una sección semanal sobre medio ambiente en el Diario de Mallorca, a mediados del pasado mas d’agosto, pero, y coincidiendo con unos días de vacaciones, el director comercial de Diario de Mallorca, Arturo Ramos, me comunicó vía correo electrónico que el diario había decidido sustituirme en mi trabajo a consecuencia de las reiteradas quejas de Miquel Adrover, cabeza de prensa de la Consejería de Medio ambiente. Las razones de estas quejas se resumían en tres puntos: que no escribía lo suficiente sobre la Consejería de Medio ambiente; que no ponía fotos del Consejero Miquel Àngel Grimalt, y que no remitía a la Consejería un informe semanal con los contenidos de las páginas antes de publicarlas. Tras mi insistencia, finalmente conseguí ser recibido por el director del Diario de Mallorca, José Iglesias. En la entrevista mantenida con él, Iglesias me transmitió que se había visto «en la obligación» de prescindir de mi trabajo, que por otra parte calificó de «excelente». A pesar de no tener ninguna queja ni sobre los contenidos ni sobre mi capacidad profesional, Iglesias puntualizó que la decisión de mi despido, tomada por el señor Arturo Ramos, era «irreversible» y se había decidido por motivos «extraperiodísticos» relacionados con las presiones del jefe de prensa de Medio ambiente para imponer los criterios de la Consejería.»
Ante esta situación, y sintiéndome gravemente perjudicado por la injerencia de unos intereses particulares por sobre de mi actividad profesional, quiero denunciar lo siguiente:
• Considero del todo inadmisibles las presiones del gabinete de prensa de la Consejería de Medio ambiente, en particular de su jefe de prensa, Miquel Adrover, tratando de influir en los contenidos del suplemento dominical La Almudaina. Las presiones incluso llegaron a convertirse en amenazas cuando se me dijo que «acabaría escribiendo en una hoja parroquial» si no cedía a las pretensiones de la Consejería de Medio ambiente, según me advirtió el director comercial Arturo Ramos justo una semana antes de echarme del Diario de Mallorca. Estas pretensiones se basaban en la exigencia, por parte del jefe de prensa de Medio ambiente, que cada semana debía escribir «obligatoriamente» al menos un reportaje que hiciera referencia a la citada Consejería. También debía publicar fotografías del consejero Miquel Àngel Grimalt, con el objetivo de difundir su imagen «puesto que todavía es una persona poco conocida entre la población» según me explicó Adrover. Finalmente, se me exigió, en el sentido más literal, que cada semana hiciera un listado de todos los temas que pensaba escribir, para que la Consejería tuviera un conocimiento previo de los contenidos antes de ser publicados. En relación a las dos primeras demandas, contesté que las cumpliría cuánto la actualidad informativa lo demandara, tal y como ya venía haciendo de forma habitual. Respeto a la tercera petición, me negué rotundamente.
• Lamento que un medio de comunicación de reconocido prestigio como es Diario de Mallorca haya cedido y se haya sometido a las presiones de una administración que finalmente ha impuesto sus criterios e intereses propios por encima de la independencia, la objetividad y la libertad de expresión. Se trata además de un medio de comunicación en el que he trabajado 14 años y que he defendido, aportando trabajo, tiempo, esfuerzo, ilusión y muchos temas, entre ellos una serie de reportajes escritos desde la Antártida a principios de este año. En estos momentos, Diario de Mallorca ha encargado las páginas que yo hacía a otro persona, que no es periodista y que está vinculado a un colegio profesional muy determinado, y que literalmente está copiando el modelo de suplemento ideado por mí pero con contenidos impuestos desde la Consejería.
• Como ciudadano, valoro en su medida el trabajo y las actuaciones realizadas por la Consejería de Medio ambiente. Como periodista, tengo la obligación de explicarlas con la máxima objetividad, puesto que las tareas en favor del medio ambiente no son patrimonio de un partido, ni de una institución, sino de todos los ciudadanos, independientemente de su color político. Siempre he intentado reflejar la realidad y las actuaciones de personas, grupos o entidades que hagan algo en defensa del medio ambiente, siguiendo criterios de rigor y de actualidad. Por otra parte, quiero agradecer públicamente la col•aboración y facilidades dadas por diferentes cargos y técnicos de la Consejería de Medio ambiente que siempre me han prestado su ayuda en el desarrollo de mi actividad profesional y que en las últimas semanas se han interesado por mi situación hacia Diario de Mallorca.
• Pido, para terminar, una reflexión para que entre todos tratemos de situar unos límites que creo que no se deben transgredir, separando lo que representa la defensa legítima de unos intereses políticos del correcto desarrollo de la profesión periodística, que se debería regir, según mi opinión, siempre bajo criterios de independencia, objetividad y rigor. Me gustaría que casos como el que me han afectado a mi tardaran mucho tiempo en volverse a repetir. Es por esto que me he decidido a explicarlo y ponerlo en conocimiento de mis compañeros de profesión, aprovechando la oportunidad que me ha dado el SPIB por hacerlo y que agradezco muy sinceramente.