El primer ‘Cara a cara’ de la democracia en unas elecciones al Parlamento de Catalunya representa una burla a todo el sistema informativo de las elecciones, y una vulneración clara de los principios democráticos.
Primero el Consejo de Gobierno de la CCMA obliga a un seguimiento en bloques diarios, minutados y ordenados de manera proporcional a los resultados anteriores, al margen de cualquier criterio informativo. Después planifica un debate con los seis candidatos a la Presidencia de los grupos con representación parlamentaria, manteniendo, aquí sí y tal y como regula la ley electoral, el mismo tiempo para todos los participantes. Y finalmente aprueban un cara cara de dos candidatos que rompe todo equilibrio de proporcionalidad y que ignora que no se trata de unas elecciones presidenciales sino de unas elecciones al Parlament que deberá nombrar el futuro presidente de la Generalitat. Después de esta iniciativa no es extraño que los electores no entiendan que se pueda nombrar Presidente a alguien que no ha obtenido la mayoría de los votos.

El régimen electoral representativo sólo es cuestionable cambiando la ley electoral y convirtiendo las elecciones al Parlament en elecciones a la Presidencia de la Generalitat. Pero incluso en este caso, que debería ser a dos vueltas si no se llegara a una mayoría absoluta en primera instancia, tampoco permitiría un cara a cara hasta la segunda vuelta. Así sucede en todos el países, incluso en los más bipartidistas, que no es tampoco el caso de Catalunya.

Se da la circunstancia que, paralelamente, el Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC) ha criticado la protesta de los profesionales de los medios públicos contra los bloques electorales argumentando que desprestigian estos medios, cuando, todo lo contrario, demuestran que todavía hay quien exige criterios de responsabilidad profesional y de independencia respecto de los partidos políticos por el bien del derecho a la información de la ciudadanía. No sabemos si el CAC opinará ahora sobre la iniciativa del Cara a cara, este sí transgresor de los imperativos de pluralismo e imparcialidad que rigen los medios públicos.

Al fin y al cabo desprestigia directamente a la calidad de la democracia en Catalunya y la empequeñece. Así, los medios de comunicación públicos seguirán bailando al son de los intereses de los partidos mayoritarios sin respeto a las reglo del juego, ni al espíritu ni a la letra de la Ley Audiovisual y de la CCMA.

Barcelona, 22 de noviembre de 2010.