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En el VI Congreso dijimos que la situación de crisis en los medios de comunicación, aprovechada por determinadas empresas para reducir plantillas como única vía para recortar gastos, hacía más necesario que nunca el Sindicat de Periodistes de Catalunya, SPC (siglas que también significan Sindicat de Professionals de la Comunicació); porque al sector y a la profesión, les hace falta una herramienta sindical unitaria para hacer frente a las nuevas amenazas contra los derechos laborales, empezando por el derecho al trabajo; y contra los derechos profesionales, que son un atentado al derecho de la ciudadanía a una información veraz y rigurosa. El exagerado número de licenciados en periodismo y comunicación audiovisual, en comparación con la demanda, en nuestro entorno europeo, junto con las transformaciones tecnológicas aceleradas en el sector (prensa digital, migración a la TDT, superposición de profesiones...), la falta de regulación de la profesión y la de convenios sectoriales vinculantes justifican que si el SPC no existiera se debería inventar. Desde la fundación del SPC hemos luchado contra los males endémicos de las plantillas encubiertas, la desregulación contractual de los periodistas a la pieza, la prolongación de la jornada laboral, los sueldos mayoritariamente bajos, el uso de los estudiantes en prácticas para hacer el trabajo de profesionales, la discriminación en sueldos y tareas de las mujeres, las polivalencias sin fronteras y sin compensación, el desconocimiento de los derechos de autoría y la utilización gubernamental o partidista de los medios públicos. Ahora, además de los retos que representan los nuevos fenómenos de la prensa en Internet, la fuga de la publicidad o el gran cambio de hábitos en la lectura de diarios o las formas de ver televisión, los efectos de la crisis global han afectado pilares fundamentales de los medios de comunicación, que obligatoriamente deben hacer una reorientación de las empresas, pero que demasiado a menudo tienen la tentación de atacar como medida principal el empleo y los derechos laborales. Pero, además de la resistencia, hace falta la organización, para tener más fuerza en las negociaciones colectivas y en los procesos de regulación, porque ningún colectivo no es respetado si no hace valer sus derechos, que son tanto laborales como profesionales. Y la defensa de los profesionales de la información interesa a toda la sociedad, porque sin información libre no se puede tener una opinión pública bien formada, elemento básico en una sociedad democrática. Tenemos la experiencia de los países de nuestro entorno, dónde potentes sindicatos de periodistas juegan un papel clave en la defensa de la profesión y en la consolidación de la democracia. Y este es el modelo de futuro. Por todo ello, es oportuno reforzar al SPC, el sindicato unitario de los profesionales de la comunicación, para ir más allá de los diagnósticos reiterados de los males de la profesión y poder luchar con eficacia para combatirlos. Este es nuestro objetivo y nuestro único interés. Cuanto más seamos, más fuerza tendremos, por el bien de los profesionales del sector y del conjunto de la sociedad.