Por tercera vez desde la pérdida de la ultraactividad del convenio, una propuesta por parte de la representación de los trabajadores en la mesa negociadora ha provocado otro movimiento de la dirección que nos sitúa en mejores condiciones ante la tesitura de tener que aceptar unos recortes inadmisibles o bien de enfrentar ya un periodo de alta conflictividad. Ante la inviabilidad de poder llegar a un acuerdo satisfactorio a 30 de mayo, el comité de huelga de TVC propuso a la dirección que cerráramos un convenio de transición, sin recortes, hasta final de año, y a partir de aquí negociáramos el convenio plurianual que incorporara todos los temas todavía abiertos y que tampoco cerraríamos a 30 de mayo.

La respuesta del Consejo de Gobierno de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) fue aceptar prorrogar seis meses la negociación, manteniendo las condiciones del convenio y sin recortes, pero no cerrar un convenio provisional, con el argumento que esto comportaría un nuevo periodo de ultraactividad de otro año más. La fecha del 30 de noviembre, pero, no es obligada, sino que la situación está abierta a que firmemos el nuevo convenio cuando sea posible. Para la mayoría del comité, se trataba de un nuevo paso atrás del president del Consejo de Gobierno de la CCMA, Brauli Duart, eso sí, hecho con las formas autoritarias de siempre, porque esta vez no se trataba de una propuesta, sino de una decisión unilateral, probablemente debida a la obediencia a instrucciones superiores.

En todo caso, este cambio de posición de la dirección no se puede abstraer de la situación política, y de la voluntad de evitar una conflictividad en la Corporación los próximos meses. Pero esto es justamente un fruto de las movilizaciones de los trabajadores de TV3, y de la capacidad de sus negociadores para traducirlo en movimientos que lleven la iniciativa.

En contra de lo que se ha dicho y escrito, el movimiento de la dirección, que es una claudicación en relación a las amenazas anteriores de aplicarnos el artículo 41 y dejarnos sin convenio, no tiene que comportar la paz social a la qué aspira, porque no hay ningún compromiso al respecto, y porque, como estábamos haciendo esta semana, a menudo no es contradictoria la negociación con la movilización.

Pero hay momentos en que hay que hacer hincapié en una cosa o en la otra. Y así como no tenía sentido volver a las movilizaciones inmediatamente después del acuerdo de aplazamiento del 21 de marzo, ahora tampoco lo tiene cuando está abierto el espacio de negociación, y cuando el tiempo corre a favor nuestro, porque a 30 de noviembre puede haber habido cambios importantes en el país y en la Corporación, a raíz de la reforma de la Ley de la CCMA que ya está en marcha al Parlament. Y por si hay que repetirlo, ni el 11-S ni el 9-N ni cualquier otra fecha sonada no están borradas por nadie del calendario de posibles movilizaciones, cuando hagan falta, y por unos objetivos muy concretos.

Todo esto conlleva que hay que reclamar garantías para un proceso de negociación serio, con bases jurídicas firmes, y que sirva para ir construyendo el convenio que nos hace falta, con los derechos adquiridos por el actual, y con las adecuaciones que las partes vean necesarias.

Sant Joan Despí, 23 de mayo de 2013