Durante las últimas semanas asistimos al goteo constante de cierre de medios de comunicación públicos locales y comarcales. El último, de momento, es el de Radio Televisión de Mallorca (RTVM) que este viernes puso punto y final a sus emisiones. El Consell de Mallorca que preside María Salom (PP) ha ordenado el cierre del medio, que emitía íntegramente en catalán, por «la insostenibilidad» económica y «la escasez de recursos de que dispone el Consejo». Este es un argumento bastante utilizado por los políticos cuando deciden cerrar un medio de comunicación.

El cierre culmina una vez finalizado el proceso de negociación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que deja en la calle 117 trabajadores. Según han expresado los profesionales de TV Mallorca, «llega uno de los momentos más duros, que es el final de la producción propia». Según el comunicado hecho por la plantilla, «termina así un servicio público que comenzó en 2006 y que ha ofrecido a los espectadores una información plural y cercana, gracias al esfuerzo humano de la redacción, la red de corresponsalías y diferentes productos que han elaborado programas de calidad con un compromiso muy claro: hacer una televisión pública, austera, al servicio del ciudadano, plural y comprometida con Mallorca».

Precisamente, los reportajes elaborados sobre casos de corrupción no han gustado al PP que decidió que RTVM era totalmente prescindible. Desde la oposición, la portavoz socialista, Francina Armengol, considera que cerrar un medio público «es antidemocrático e insólito». A pesar de este argumento, e otros lugares gobernados por socialistas se han cerrado medios de comunicación, es el caso de L’Hospitalet y Gavà.

Desde que se inició el proceso de cierre de RTVM, una plataforma de entidades y organizaciones han apoyado su continuidad. Durante estos meses se han convocado concentraciones y protestas para denunciar el cierre.

Así se despedían los informativos de TV Mallorca

La plataforma destaca que el medio es «un servicio público que ofrece una información de proximidad, con criterios de transparencia, objetividad, imparcialidad y en la lengua propia de Mallorca» y considera que el cierre es «un ataque a la libertad de expresión y de información, a los creadores culturales, a la recuperación de la memoria histórica, a la lengua catalana, a la cohesión social y a las industrias audiovisuales y a los trabajadores».